El coche de carreras más molón de la historia: Volvo 850 Estate del BTCC

En otra época no tan lejana, el mundo de la competición y las carreras eran una herramienta de marketing poderosa. Más allá de que los más apasionados disfrutasen y se jactasen de los avances aplicados en sus coches de calle, estos mismos avances y el mero hecho de ver un coche similar en circuito también constituían un plus de prestancia y distinción que encontraban arraigo en el imaginario popular.

Los más nostálgicos, conscientes de que hoy día esta estrategia se aplica solo para productos mucho más específicos, todavía recordamos historias como esta; la del Volvo 850 familiar que participó en el British Touring Car Championship (BTCC).

Volvo 850 Estate Racing

Corría el año 1994 y, al calor de las nuevas regulaciones introducidas en el BTCC en 1990 que darían paso a un desfile de súper turismos en la categoría, Volvo tuvo a bien regresar al mundo de la competición. Junto con el equipo TWR (Tom Walkinshaw Racing), ahí estaban los suecos para debutar en Thruxton con un aparato de lo más singular: un ladrillo con ruedas.

Puede que no fuera exactamente un ladrillo con ruedas lo que tomara la salida de esa primera carrera del BTCC de 1994, pero la silueta de líneas rectas del Volvo 850 Estate parecía casi cómica para un coche de competición, mucho más al lado de BMWs, Alfas y compañía. Después de desvelarse en el Salón de Ginebra de ese mismo año que el coche elegido para correr era la versión familiar del nuevo 850, Volvo ya había escrito una página de la historia.

Los dos 850 Estate en competición

Para poder participar en el campeonato, se prescindió del mítico 5 cilindros en línea y 2.3 litros del 850 T5-R y se equipó en su lugar otro cinco en línea, sin turbo y de 2 litros de cubicaje. Pero no os engañéis, los chicos de TWR consiguieron extraer 280 caballos de este bloque, gobernados a través de una caja secuencial X-trac de seis marchas.

La disposición del propulsor no variaba con respecto al modelo de serie, encontrando motor y caja en posición transversal, enviando la potencia a las ruedas delanteras (el 850 fue el primer Volvo en ofrecer todo esto). Del equipo de frenos se encargaba Brembo, dejándose ver a través de unas ligerísimas llantas OZ de 18 pulgadas.

Motor 20V de 2 litros del 850 Estate Racing

A estas alturas os preguntaréis qué llevó a Volvo a realizar semejante esfuerzo técnico para acabar metiendo estos componentes dentro de una carrocería familiar, con peor reparto de masas y mayor longitud. La respuesta es sencilla: puro marketing. Con esta jugada, la marca sueca pretendía dar un impulso al 850 y revitalizar las carrocerías familiares que tan buen resultado han dado siempre a la firma. Vaya si lo hicieron…

De vuelta a la competición y como era de esperar, los buenos resultados nunca llegaron. Si bien el 850 Estate era un tremendo barco cuya peculiar forma le confería una mejor aerodinámica y conseguía sobresalir en las curvas rápidas, se le atragantaban los virajes lentos. El equipo Volvo 850 Racing, con Ryckard Lidell y Jan Lammers (ex F1) a los mandos nunca pasó de una quinta posición en carrera y un sexto puesto en el campeonato de constructores.

Pero realmente, nada de esto nos importa demasiado. El 850 Estate de carreras era puro espectáculo en movimiento, la materialización de una malísima idea en términos de ingeniería y excelente en términos de publicidad. El coche del panadero que animaba las previas a las carreras desfilando con perros sobre el coche, que amargaba al resto de pilotos por su nula visión desde atrás y que hacía esbozar una sonrisa a cada aficionado.

La aparición de los perros sobre los 850 Estate era todo un aliciente

En 1995, este espejismo se desvaneció por completo envuelto en cambios de normativa, adaptando TWR el 850 sedán para las próximas temporadas. A nosotros nos dejaron el T5-R Estate, una larga lista de sucesores y el recuerdo de las locas carreras de los 90, con la imagen de una ranchera levantando la patita en las curvas. When racing was racing que dirían los seguidores de ese BTCC.

Publicado el 
17/12/2021
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Historias