El norte de África es un territorio singular; conviven Estados con fronteras trazadas con escuadra y cartabón de dudosa ética y cuyos gobernantes distan de los parámetros comunes de un europarlamentario. Con situaciones internas a menudo convulsas y con una historia salpicada por pronunciamientos y revoluciones, no parecen el mejor enclave para desarrollar un tejido empresarial pujante, ¿verdad?
Sin embargo, hay veces que las flores crecen entre la basura o, al menos, al calor del Líder. Así, en un intento por sacar músculo y celebrar el espíritu de la revolución (aunque fuera realmente un pronunciamiento militar en septiembre de 1969), el nuevo "Estado del Pueblo" (en árabe transcrito a Jamahiriya o Yamahiriya) regaló al mundo su berlina de representación por su trigésimo primer aniversario en 1999. Nacía así el Saroukh-el-Jamahiriya o ”el cohete de la República de Libia”.
Disculpadnos por la calidad de las imágenes de este artículo, provienen de los rincones más oscuros y profundos de Internet
Poco o nada sabemos de este primer Saroukh, salvo la determinación de Gadafi de crear un coche desde cero con materiales 100% libios. Las crónicas de la época hablan de un diseño propio de Gadafi -ensalzando la virtuosidad de su amado mandatario en un ejercicio de propaganda-, para el que querían convertir en el coche más seguro del mundo aun con su forma de cohete. De ahí que parezca que lleva un mascarón de proa atado al frontal, estructuras deformables decían…
Lo cierto es que este proyecto quedó en el olvido hasta diez años más tarde, cuando, en 2009, coincidiendo ahora con el 40º aniversario fundacional de la nueva República de Libia, un nuevo Saroukh-el-Jamahiriya fue presentado en una cumbre de la Organización de la Unidad Africana.
El nuevo prototipo “afilaba” su diseño y lo modernizaba, a pesar de que siguiera luciendo grotesco y desproporcionado. Su forma de cohete, salvando las distancias, seguía inalterable y su fabricación se había trasladado de Trípoli a Turín, encargado a TESCO TS, una empresa italiana ahora propiedad del grupo indio JBM Group.
Esta vez, en plena era de Internet, el revuelo que causó fue algo mayor. Tanto el prototipo en blanco como el verde mostraban algo más que aquellas pobres imágenes de 1999 que han llegado hasta nuestros días. Además, conocemos parte del argumentario técnico que tenía el “cohete libio”. Animado por un motor V6 gasolina de 3 litros de unos 230 CV, el Saroukh contaba con un sistema electrónico de defensa -que vete tú a saber qué era eso-, airbags (ojo) y ruedas runflat.
En su interior se mezclaba el cuero, la madera y el mármol para dotar de lujo a sus ocupantes, en lo que aseguraban “es el coche más seguro del mundo”, sin apenas propaganda. El propio Libyan Times, no muy conocido por su imparcialidad, aseguraba en una crónica cosas como:
“La invención del coche más seguro del mundo es una prueba de que la revolución libia está construida sobre la felicidad del hombre”
“Él (Gadafi), afirmó que el provocativo nombre del coche era para poner de manifiesto que, mientras otros construyen cohetes para destruir, Libia los diseña para propósitos pacíficos y humanos”
Con una longitud de unos 5.5 metros y sobre 1.90 de ancho, no sabemos cómo se hubiera desenvuelto entre el tráfico libio, puesto que nunca se llegó a fabricar y, con el estallido de las Primaveras Árabes, la fiesta no duró mucho más en Libia, derrocando a Gadafi en 2011.
Poco más se sabe del Saroukh, visto por última vez en los alrededores de Trípoli hace unos seis años, probablemente, después de haber sido saqueado por los rebeldes como el famoso Fiat 500 eléctrico.
¿Conocías la historia de este coche? Puedes leer la historia de otro coche africano aquí: