El Porsche Boxster 986, a pesar de que en los últimos tiempos su reputación ha mejorado notablemente, siempre fue reconocido como el Porsche de los pobres por algunos seres. Su motor, en ocasiones, parecía no cumplir las expectativas de algunas personas, que lo catalogaban como “Coche de peluquero”, un cliché que se suele utilizar para etiquetar algunos de los descapotables del mercado. Si esa aura negativa del qué dirán te preocupa en lugar del disfrute que te aporta su conducción… Este RUF 3400S no es para ti.
RUF es un fabricante propiamente dicho, con todas las de la ley. Mucha gente pensaba que RUF era un invento de Poliphony Digital, desarrolladora de Gran Turismo, para poner los vehículos de Porsche en sus videojuegos sin que realmente ponga Porsche, pero no.
Tema de parecidos y derechos de marca aparte, RUF fabrica vehículos originales a partir de chasis en blanco de modelos de Porsche, convirtiéndolo en fabricante independiente al utilizar componentes de fabricación propia.
Sí, el motor del Boxster, incluyendo el 3.2 del Boxster S, no supera al magnífico chasis en el que se monta, por una obvia razón: El Boxster nunca debe superar al 911, y eso es un hecho que Porsche cumple religiosamente en todas las generaciones.
A Alois Ruf, como creador de todo un fabricante independiente, esa creencia religiosa de la marca de Stuttgart le da igual, por eso creó el RUF 3400S.
El RUF 3400S cumplía con creces ese deseo prohibido de Porsche, el de crear un híbrido – por suerte, no como los conocemos hoy-, con la unión del magnífico chasis del Boxster, y un motor 3.4 procedente del 911 Carrera introducido con calzador en posición central. Agitas un poco y creas un cóctel excitante y sin ningún tipo de filtros.
A pesar de su obvio aspecto deportivo, el RUF 3400S es realmente un lobo con piel de cordero: Su motor 3.4 del 911, algo tuneado por RUF, desarrollaba 310 CV, 50 más que el Boxster S estándar, permitiéndole hacer el 0 a 100 en solamente 5,1 segundos.
Unos números que, en papel, eran prácticamente idénticos al 911 Cabriolet, pero era su manera de manejarlos y entregarlos lo que realmente distaba mucho de ser iguales en carretera, gracias a una configuración mucho más radical por parte del 3400S, que se convertía en la alternativa real al mítico modelo de Porsche si lo que buscabas era una conducción emocionante, pero… ¿A qué precio?
He aquí la cuestión clave. El RUF 3400S se ofrecía por aproximadamente 10.000 euros menos que un Carrera Cabrio. Un par de opciones añadidas, y el 3400S estaba a la par económicamente hablando. ¿Quién iba a comprar lo que esencialmente era un Boxster, por el dinero de todo un 911? La respuesta era clara: Muy poca gente, tan poca como 12 afortunados.
¿Quién tomó la mejor decisión? Probablemente los 12 compradores del RUF, que buscaron una conducción lo más purista posible pese a lo que decían las malas lenguas. A día de hoy disfrutan de su coche sabiendo que unas cuantas miles de personas están deseando que alguna de esas unidades salga al mercado, con precios bastante superiores a lo que costaría un 718 sacado de fábrica.
Unos cuantos años después, RUF fabricaría la evolución lógica del 3400S, el RUF 3600S, que adoptaba el nuevo motor 3.6 del restyling del 911 Carrera, así como su frontal, un detalle estético que nunca llegaría al Porsche Boxster normal.