A primera vista, este Porsche 928 parece salido directamente de una película de ciencia ficción de los 80 o 90, quizá de “Mad Max” o “Regreso al Futuro” podrían ser el tipo de películas en las que este Porsche 928 brillaría. Sin embargo, este singular vehículo tiene una historia fascinante detrás de su apariencia inusual: fue un coche de pruebas diseñado específicamente para medir el ruido de los neumáticos.
Durante más de 30 años, este Porsche 928 modificado sirvió en el Centro de Desarrollo de Porsche en Weissach para cumplir con los requisitos legales sobre emisiones acústicas. Harald Mann, un mecánico con 40 años de experiencia en Porsche, describe al vehículo como un auténtico dinosaurio debido a su larga trayectoria y utilidad.
Innovación en búsqueda de silencio
Elegir un Porsche 928 para esta tarea no fue casualidad. Según Mann, “Daba igual si el motor era delantero o trasero, o cuanto espacio interior había. Lo que necesitábamos para las pruebas era, sobre todo, mucha potencia a bajo régimen”. Otros modelos como el 924, el 944 o el 911 no eran adecuados debido a sus características de ruido y rendimiento, pero el Porsche 928, con su motor V8 y diseño más GT, ofrecía el equilibrio perfecto.
Para minimizar el ruido del motor y la transmisión, los ingenieros tomaron medidas drásticas. El radiador fue montado delante del paragolpes sin ventilador, y la entrada de aire se reubicó en un cilindro grande con aislamiento de primera clase, mientras que el motor estaba completamente encapsulado, y se añadieron ventiladores en el capó para extraer el aire caliente cuando era necesario. En la zaga, el sistema de escape se rediseñó con un silenciador trasero extra grande fijado a la luneta, y el eje de transmisión, junto con los bajos, fueron completamente aislados para reducir el ruido al mínimo.
Este 928 no solo es especial por sus modificaciones visibles. También posee un V8 único, diseñado originalmente para el 928 GTS. Este motor, enfocado en ofrecer un alto par motor, casi con un comportamiento más americano que europeo, y resultó perfecto para las pruebas de ruido. “La potencia ya era mucho mayor de la necesaria”, explica Mann, subrayando que el vehículo no solo era silencioso, sino también suficientemente potente.
¿El resultado del Porsche 928? Sobresaliente.
Las pruebas se realizaron en una pista de medición del ruido exterior con asfalto especial en Weissach, alcanzando valores tan bajos como 63 dB con neumáticos lisos, en una época donde el límite legal era de 74 dB. Estas cifras demuestran la eficacia de las modificaciones y el rendimiento del 928 en condiciones controladas, por supuesto.
Este vehículo también fue prestado ocasionalmente a Pirelli para sus propias pruebas de neumáticos, lo que explica las toscas extensiones de los pasos de rueda traseros con un tipo de neumático y llanta moderno y actual, que pertenecen a un 911 de la serie 991, indicando que su último uso no fue hace mucho tiempo.
Un testimonio de ingeniería y búsqueda de la perfección
El Porsche 928 utilizado para medir el ruido de rodadura es un testimonio de la ingeniería innovadora y la pasión por la precisión de Porsche. Ahora, este vehículo único descansa en el Museo Porsche, recordándonos una época donde las soluciones creativas y la atención al detalle eran esenciales para cumplir con los estándares, ya de aquella, cada vez más estrictos de la industria del motor.