Por primera vez por Sexta Marcha, tuvimos la experiencia de convivir con un híbrido enchufable, y no una convivencia cualquiera, sino una con una misión muy especial: Un viaje de más de 4.000 kilómetros entre ida y vuelta para ir a Le Mans Classic desde España.
Era una prueba de fuego. Muchos kilómetros, mucha carretera, pero también mucha ciudad repleta de tráfico, quizás algo extremista, así de primeras, para convivir con un híbrido.
Pero podemos confirmar desde ya que el coche ha cumplido su propósito de manera sobresaliente, sorprendiéndonos a ambos, a Aurelio y a mí, pero quédate para leer los detalles de por qué.
Apariencia: La evolución de la Clase C
Desde hace casi 3 décadas, la Clase C fue la puerta de entrada a la marca de la estrella, que con el paso de los años y de las generaciones, se fue convirtiendo en un coche con un estándar de construcción mucho más Premium que lo ideado inicialmente.
En esta nueva generación, presentada a finales del año pasado, se ha realizado una evolución continuista en cuanto a diseño, pero con cambios destacados en algunos apartados, especialmente en su interior.
En el exterior sigue la misma línea que la anterior generación, pero más alargado, creciendo algo más de 6 centímetros para situarse en 4,75 metros, prácticamente rozando a anteriores generaciones de Clase E, para ponerlo en perspectiva.
En esta ocasión, Mercedes deja de utilizar unos faros en forma de lágrima a cambio de unos faros LED más afilados, cuyo lenguaje de diseño se utiliza también en los pilotos traseros.
Lo que no ha cambiado ha sido la poquísima diferencia entre sus hermanos mayores, que siguen también esos mismos cambios evolutivos en el diseño, y que siembra la duda a media distancia de saber qué modelo tenemos ante nuestros ojos.
Interior: Una obra de acabados excelentes y tecnología, Made in Germany
Si hay algo que se podía criticar de las generaciones pasadas, era su calidad de construcción, sus crujidos y quizás el excesivo uso de plásticos, que había bajado algo el caché de la Clase C.
Sin embargo, en esta generación, nuestra experiencia con el interior del C300e ha sido excelente.
Si bien el uso de plásticos es ya común en cualquier gama, Mercedes ha sabido implementar plásticos de calidad y con muy buen tacto, con una sensación firme y ningún crujido en la zona superior del salpicadero, dándonos una sensación de que estamos dentro de un coche acorde a su precio.
La tecnología en esta nueva generación brilla más que nunca, donde se apuesta por dos pantallas en lugar de una horizontal en todo el salpicadero como se venía haciendo hasta ahora.
La pantalla del cuadro de instrumentos tiene una calidad y una resolución muy buena, intuitiva y fácil de usar, con mucha información y con una gran capacidad de personalización.
La novedad, sin duda, ha sido la implementación de la enorme pantalla en la consola central, hasta la fecha únicamente utilizada en el buque insignia, el Clase S. Al igual que la del cuadro de instrumentos, posee una muy buena resolución y una calidad asombrosa, da sensación de robustez, aunque nos hace echar de menos algún botón o ruleta analógica, especialmente para el volumen o la climatización.
Por supuesto, ambas utilizan la última generación de MBUX, el que creemos que es el rey en cuanto a sistemas de infoentretenimiento.
En el lado contrario de la moneda, y que desentona bastante con la calidad general, ha sido el acabado en el famoso Piano Black de la consola central, que simplemente se siente un plástico barato, fácil de rallar, y que se mancha con demasiada facilidad, al ser un elemento que se utiliza de manera asidua.
Dinámica y motor: El rey de las berlinas híbridas
En este Mercedes-Benz C300e encontramos personalidades diversas dependiendo del modo de conducción y del uso que le queremos dar.
La versión C300e posee un motor térmico de 2.0 litros y 4 cilindros turboalimentado que desarrolla 204 CV, junto con un gran motor eléctrico con 115 kilómetros de autonomía que desarrolla 129 CV, dando una potencia combinada total de 313 CV.
El resultado de esta combinación hace de un coche totalmente utilizable para el día a día, capaz, y que en ningún momento se siente falto de potencia, consiguiendo una experiencia de conducción muy cómoda, segura y con consumos verdaderamente ridículos.
Es precisamente esa dualidad donde destaca, porque este C300e, es capaz de hacer el 0 a 100 km/h en solo 6 segundos, con un empuje muy notable desde bajas vueltas.
En el apartado deportivo no hay mucho que destacar. No vas a encontrar un coche que te transmita sensaciones -ni tampoco lo pretende-, es muy pesado, en gran parte por el tamaño de la batería eléctrica, pero sí que te encontrarás un coche versátil, mucho más dinámico que su homólogo con carrocería SUV y una dirección bastante directa, aunque blanda.
Donde destaca es en la conducción de punto A a punto B que, gracias a su confort de marcha y a la comodidad de su interior, hace de los trayectos de corta, media y larga distancia un auténtico placer.
Consumos: La razón de ser del Mercedes C300e
Sin duda, uno de los apartados en los que el Mercedes C300e cumple con creces, es en consumos y en especial, en la relación rendimiento/gasto, que es simplemente excelente.
La nueva batería eléctrica incorporada en la gama e de Mercedes aporta un cambio total al mercado, consiguiendo obtener todo lo positivo que tiene un coche electrificado, y todo lo bueno de un motor de combustión, y lo hace de una manera absurdamente buena.
Son 115 kilómetros de autonomía los que se obtienen de la batería eléctrica, que se quedan alrededor de unos 90-100 km en el mundo real, pero ya es más que cualquier otro coche híbrido del mercado.
Esto da como resultado unos consumos verdaderamente ridículos con el uso combinado entre los dos motores, y no, no hablamos de consumos teóricos en trayectos de exactamente 100 kilómetros con la mayoría de uso eléctrico y un poco de gasolina para que salgan resultados de menos de 1L/100 km. Hablamos de números reales, y esos son los siguientes.
En nuestro trayecto de Madrid-Le Mans, unos 900 kilómetros, conseguimos unos consumos de 5,4L/100 km, con un uso combinado entre motor térmico y eléctrico hasta un poco más de la mitad del trayecto, a unos 350-400 kilómetros del destino, cuando se nos agotó la batería eléctrica, e iba prácticamente al 100% con el motor de gasolina.
Y digo prácticamente, porque la batería se va recargando y al mínimo de carga ya entra en funcionamiento, por lo que nunca llega a estar agotada. Este último dato es clave en los resultados de consumo, puesto que, la batería ayuda mucho en ciertos momentos donde el consumo de gasolina incrementa, como puede ser arrancando desde parado.
Durante el resto del trayecto, no tuvimos la oportunidad de cargar la batería por lo que desde poco antes de llegar al destino hasta el día de entregar el coche, la batería estaba entre un 1%-5% de carga.
A la vuelta, de Le Mans a Vigo, unos 1.500 kilómetros, y con el hándicap de apenas tener batería, el coche consiguió hacer 5.8L/100 km, demostrando la eficiencia del motor 2.0 turboalimentado.
Quizás lo más sorprendente fue que en conducción de ciudad, consigue prácticamente igualar el consumo en carretera, haciendo unos intervalos de entre 5,9L/100km y 6.1L/100 km.
Veredicto: La berlina de uso diario perfecta
El Mercedes C300e cumple con creces todos los desafíos que le pongas por delante. La independencia del motor de combustión para viajes largos, combinado con la eficiencia para moverse en trayectos cortos hacen que sea un vehículo de uso diario idílico.