Si sigues las carreras de resistencia de GTs desde hace un par de décadas, es más que probable que hayas escuchado algo sobre Lister, pero su historia no solo es reciente.
Fundada en Cambridge en el año 1954, Lister nacía como un fabricante de coches de carreras para competir en los Grandes Premios británicos de la época. Su primer suspiro lo dio basándose en los coches de carreras Cooper, utilizando un motor MG tuneado y un chasis tubular con el que debutaron en Oulton Park en ese mismo año.
Pero su éxito absoluto llegaría 3 años después, con la creación del que se conoce como el coche de carreras más exitoso de la década de los 50, el Lister Knobbly, basado en un Jaguar D-Type, que disfrutaría de éxitos en competición alrededor de todo el mundo.
Pero tan pronto como el éxito llegó, también se fue. En 1963, tras un fallido proyecto junto con el grupo Rootes para preparar un Sunbeam Tiger para las 24 Horas de Le Mans, el fabricante británico desaparecería.
Una nueva esperanza: Laurence Pearce
En 1986, Lister Cars reaparecería de la mano del ingeniero Laurence Pearce, en un ambicioso proyecto para devolver la gloria a la marca, que comenzaba con un puñado –en específico, 90 unidades- de Jaguar XJS que fueron transformados en auténticas monstruosidades, con un motor modificado y una velocidad máxima de 322 km/h.
Su estética macarra de la época desprendía distinción, algo que llamó la atención a personalidades como el Sultán de Brunei, que no dudó en adquirir unos cuantos. El éxito del proyecto financió el sueño de Laurence Pearce: Crear un superdeportivo propio.
Sueño cumplido: Llega el Lister Storm V12
Los años 90 llegaban y la fiebre de los superdeportivos, iniciada por el Ferrari F40 y el Porsche 959, comenzaba a expandirse a muchos fabricantes. Al mismo momento, muchos bolsillos llenos de dinero intentaron fabricar su propio superdeportivo, creando una casi infinita lista de nuevos coches y/o fabricantes que apenas superaban las 5 unidades producidas.
Lister no iba a ser menos y el sueño de Pearce se hacía realidad; llegaba el Lister Storm con un principal propósito: Competir en carreras GT de Resistencia. Para ello, por normativa necesitaba, sí o sí, una variante de calle, y como muchos de esa corriente de superdeportivos, la producción iba a ser muy limitada.
En 1993, salía el primer Lister Storm, que se convirtió en el coche con el motor V12 más grande en un coche de producción desde la Segunda Guerra Mundial. El bloque en cuestión era un V12 SOHC de Jaguar derivado del Jaguar XJR-9 de Le Mans, colocado en posición frontal, estirado hasta los 7.0 litros de cubicaje consiguiendo desarrollar 546 CV y unos monstruosos 790 Nm de par motor, asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades firmada por Getrag.
Su peso coqueteaba con los 1.700 kg, convirtiéndolo en un problema, al ser un coche bastante pesado comparado con sus rivales. Con estos números, el Lister Storm era capaz de hacer el 0 a 100 km/h en 4,1 segundos.
Solamente se produjo entre 1993 y 1994, en un momento donde el término “supercoche” estaba al alza, con una gran demanda y al mismo tiempo con una gran oferta. El altísimo precio del Lister Storm, £220.000 (Casi £500.000 ajustando la inflación), y una gran competencia encabezada por el Bugatti EB110, el Jaguar XJ220 y el Lamborghini Diablo, todos ellos eclipsados por el Mclaren F1, hizo que solamente 4 ejemplares saliesen de la fábrica de Lister.
Una estética marcada por su volumen
El Lister Storm es un coche muy curioso a la vista. Su línea nos hace pensar que se trata de un coche con motor central, principalmente por su corto frontal, pero nada más lejos de la realidad. Su configuración de motor frontal y tracción trasera dejó hueco para hacer de este coche un 2+2, con plazas traseras relativamente utilizables. Y sí, también tenía un maletero.
Esto hacía que se tratase de un coche con una practicidad fuera de estándares propios de los superdeportivos de esa época, cuya utilidad brilla por su ausencia.
La belleza, como siempre decimos por aquí, es subjetiva, pero hay que admitir que es un coche que por los ojos entra de una manera… Especial. Vamos a dejarlo ahí. Su carrocería, de mucho volumen al mismo tiempo que angulosa, y unas proporciones extrañas, da aspecto de kit car.
Además, el Lister seguiría una tendencia muy común en los coches de fabricantes británicos de bajo volumen, cogiendo piezas de modelos más económicos, como faros o pilotos. En este caso, el Lister Storm equipaba los pilotos traseros de un Audi 80 B3.
En definitiva, el Lister Storm cumplió con su cometido como coche de competición, aunque no de manera exitosa, siendo tachado de coche poco fiable, teniendo problemas de transmisión en varias de sus carreras.
Lo que sí es cierto es que, como coche de calle, ofrecía algo que no se veía en ningún coche de su misma categoría: Infinidad de potencia, un estilo exótico, practicidad y una velocidad punta casi a la par de los más icónicos de la época, como el Jaguar XJ220. Esto hizo que se convirtiese en el coche de producción de 4 plazas más rápido de la historia, hasta la llegada del Mercedes CLS preparado por Brabus.