Alpine A310: la resistencia
Después del lanzamiento del puro, diminuto y espartano A110, y de su escaso éxito comercial, la gente de Alpine tuvo que pensar -y rápido-,en un sucesor que impulsara las ventas de la firma, desmarcándose en cierta manera de la filosofía del primer modelo.
Así, en 1971 y con el A110 aún a la venta, aparece en el Salón del Automóvil de Ginebra el Renault Alpine A310, un estilizado coupé 2+2 que creció hasta los 4,18m de longitud. El diseño rompedor de su carrocería en fibra de vidrio era presidido por un frontal de seis faros en hilera. Tenía un sabor innegablemente francés y una trasera con un enorme cristal redondeaba el conjunto. Con todo, el A310 era un mundo aparte respecto a su predecesor y estaba dispuesto a batirse el cobre con Porsche en una lucha de igual a igual.
Pero si el Alpine brillaba en su plano estético, su planteamiento técnico tenía demasiadas sombras. Con una motorización inicial tetracilídrica 1.6 TS Gordini con doble carburador, sus 125 CV y 148 Nm de par se veían demasiado cerca de las cifras del A110 y ahora que había engordado hasta los 890 kg, mostraba sus carencias en el plano dinámico.
Si bien es cierto que conservaba argumentos para rivalizar con el 911, con el motor en posición trasera y la caja de cinco marchas (manual) por delante del eje posterior enviando la potencia a las ruedas traseras, seguía adoleciendo de mayores innovaciones que lo situaran en los escalones más altos del mundo automotriz. No incorporó silentblocks en las uniones entre los brazos hasta 1974 o su dirección estaba sacada de un Peugeot 504, por ejemplo. Además, fabricar cada unidad de manera casi artesanal tomaba unas 130 horas y las reparaciones no eran especialmente sencillas ni poco frecuentes.
Conocedores de sus puntos flacos, en 1976 se ofrecería con otra motorización inferior como revulsivo: un A310 de acceso con un 1.6 Renault de 95 CV y un equipamiento más básico denominado SX que tampoco impulsó las ventas todo lo esperado. Así, el primer ciclo de vida del Alpine A310 terminaba con tan solo 2340 unidades vendidas en cinco años de producción.
De la misma manera, en 1976 se lanzaba también el restyling del modelo. La última esperanza de Alpine con su deportivo de nicho recaía en una receta similar con suaves aderezos y el firme argumento de un V6 con el que soñar devorando curvas. El A310 V6 adaptaba una cara menos transgresora con los faros divididos, el emblema de Renault y nuevos paragolpes, con alerón incluido; menos afrancesado y más contundente gracias a su generosa anchura.
El seis cilindros de 2.7 litros que añadía el A310 V6 seguía el esquema Alpine de doble carburador (uno de simple y otro de doble cuerpo) y entregaba 150 CV y 203 Nm. Frente al cuatro cilindros aceleraba de 0 a 100 en 7,8 segundos (versus 8,4) y alcanzaba unos respetables 225 km/h. A pesar de parar la báscula en una tonelada, el A310 parecía contar con los instrumentos necesarios para ser un deportivo más redondo.
Más tarde, en 1981, el puente trasero del R5 Turbo ayudaría a mejorar su comportamiento dinámico, acoplando también unas llantas de aleación que reducían la masa no suspendida. Sin embargo, ese V6 empeoró un reparto de pesos de por sí delicado, situándolo en un 33% delante y 67% atrás que hacía del Alpine un aparato de arriesgado y precario equilibrio al estilo de los Porsche 911 de aquella.
Parece ser que este nuevo enfoque generó un mayor deseo entre los potenciales compradores y los números de producción, aunque siempre tímidos, aumentaron. El colofón del A310 llegaría en forma del pack GT, una oda al ensanche de los coches de Grupo 4 de la época disponible para la gran serie y que dotó de un aura especial al Alpine en sus últimos estertores, acentuada en los GT Boulogne, 27 unidades con stroker hasta los 2.9 litros y 193 CV de potencia gracias a dos carburadores Weber de triple cuerpo. 9276 unidades después, el A310 se despedía en 1985.
Lamentablemente, la resistencia francesa nada pudo hacer ante el avance de los coupés alemanes. Para el recuerdo nos queda el enfoque muy personal y casi estrafalario del deportivo de Dieppe, que aun tendría recorrido comercial resucitando en los años siguientes. Pero esa es otra historia…