Seguimos con la historia de los Nissan Z, tras la primera y la segunda parte, comenzamos la tercera parte en el año 1998, cuando Nissan presentó el 240Z Concept, como un coche homenaje al creador de una saga que amenazaba seriamente con continuar pisando fuerte en el mercado de deportivos semi-compactos, a pesar del descalabro final del Z32.
Este modelo, encuadrado en los concept, no en un modelo o diseño de producción en serie, servía sólo para reactivar el interés, para mostrar al mercado la intención de Nissan de continuar con la saga, de volver a dar guerra con el mismo, un enlace para dar continuidad al modelo. Presenta unas líneas a medio camino por completo entre las generaciones de los ‘oldies’, con lo que habría de ser posteriormente en las futuras versiones de los ‘millenials’ Nissan.
Nissan 350Z (2002-2009)
El 350Z es una oda a la deportividad bien entendida, mundana, ágil, vanguardista, algo futurista incluso, con unas líneas poco marcadas a nivel de líneas pero con algunas nervaduras que le conferían un músculo imponente. Podría describirse como un coche “fofisano”, con ese concepto tan de moda hoy día, combinando un ligerísimo sobrepeso, con amplia musculatura y algunos puntos muy afilados. El concepto de capó largo y trasera corta le sitúa en la misma idea que sus predecesores pero ahora el Z33 se vuelve más ancho, o al menos transmite esa sensación, y más bajo.
Es un diseño ciertamente atractivo, y es difícil no enamorarse de un coche que encierra la esencia ‘japo’ por completo. Se siguen manteniendo ciertos aspectos de sus predecesores, como los faros delanteros ligeramente hundidos en la carrocería, aunque ahora ya se incorpora un faro integral, alejándose de los faros escamoteables de los Z31 o de los faros redondos y casi escondidos de los S30. Las ópticas traseras también suponen una revolución total, y es complicado buscar similitudes con sus antecesores, pues incluso la propia forma de la caída del techo y el recogido de la trasera nos sugiere el cambio de paradigma que buscaba Nissan con este vehículo.
El Z33 es un coche estéticamente proporcionado, que por mostrar rasgos tan exagerados en algunos ángulos, resulta al final equilibrado, y de esa unión y contraposición de ángulos y vértices enrevesados surge un coche amigable o agresivo, según la perspectiva, pero lleno de carisma, de personalidad y con un innegable carácter, pudiendo ser al mismo tiempo algo más bad boy o un pelín más kind boy.
Se nos muestra y presenta como un coche transparente, hasta el propio nombre comercial lo es, como sus versiones anteriores, y es que monta un 3.5 litros atmosférico que contaba con 278 CV para la versión europea y 291 CV para la versión norteamericana, aunque estas cifras aumentaron con las subsiguientes modificaciones, elevándose hasta los 313 CV como cifra máxima, un caballaje sobradamente solvente para mover al coche y hacerlo divertido y comunicativo.
Estas cualidades se deben sobre todo a un magnífico reparto de pesos, con un motor central delantero longitudinal, una tracción trasera y unos excelentes frenos Brembo capaces de frenar a esta bestia. El habitáculo y casi todas las partes visibles del vehículo cuentan con continuas referencias al modelo, para que tengas presente que estás ante un Z incluso cuando descargues la compra del maletero, pues en la barra transversal aparece el logo, y en los aireadores laterales, entre otros rincones recónditos.
A nivel de detalles de diseño, es un coche con mayor número de ellos respecto a la generación anterior, como demuestra lo comentado de los logos, pero también es destacable el tirador de apertura de las puertas, una elegante y discreta pieza metálica, que además de ser estéticamente bella, es ingeniosamente aerodinámica. Se mantienen los tres relojes centrales del salpicadero, en otro guiño a sus antepasados, concretamente al 240Z.
En el aspecto dinámico, como decíamos es ágil, desenfadado, reactivo. Aunque esta reactividad debemos matizarla, pues la entrega de potencia es gradual, suave, a partir de un punto, concretamente el de las 3500-4000 vueltas según versión, cuando saca el animal que lleva dentro.
A pesar decíamos que tiene lecturas agresivas y amables casi a partes iguales, una de las líneas más conocidas de su historia es el protagonismo del que gozó en la película de Justin Lee es su papel de chico malo, con un kit de carrocería muy oscuro, con grandes alerones y faldones, vinilos de insectos y llantas planas. Este coche pertenecía al “malo” de la tercera entrega de la saga, denominada ‘A todo gas: Tokyo Drift". Al conocido como King D.K. Takashi. También había otro 350Z entre los bandidos, el del secuaz Morimoto, en un exclusivo color dorado.
Aprovechando esta referencia a sus andanzas delante de la cámara, hay que reseñar que se presenta en este 350Z, desde el origen, una versión Nismo, más potente, pero sólo en lo puramente Aero y no en lo mecánico. En lo aerodinámico se le dota de toma de aire delantero más abierta y grande, un generoso alerón trasero, parecido al de Takashi que acabamos de mencionar, y un difusor trasero, que le dan una imagen mucho más agresiva y le hacen ser más amigo del viento aún. Se sigue montando el mismo motor, para evitar tener que modificar chasis, pues meterle más potencia implica una revisión integral de la estructura del vehículo, algo que se dejó ya para la siguiente generación.
Nissan 370Z (2009-2019)
Podríamos describir brevemente este Z34 como una evolución del Z33, una suerte de radicalización del mismo. Pero es mucho más que eso. A simple vista destaca que es más musculoso en líneas generales, con pasos de rueda ensanchados, y si vamos a detalles más concretos, las ópticas tanto delanteras como traseras muestran un pequeño ángulo, como una pestaña sobre la base de los faros del anterior 350Z, como si tuviese los ojos más achinados en la delantera y como si fuese un poco más llorón en la parte trasera.
De esa parte que no se ve, que son las entrañas del vehículo, destacamos que se desarrolla una plataforma más ancha (1,5 cm entre vías delanteras y 5,5 cm entre vías traseras), con lo que el coche gana en estabilidad, le permite ser más reactivo sin perder rigidez, y sale de las curvas despedido como un misil, atacándolas también de forma más efectiva. También influyeron positivamente esos 32 kilogramos de menos frente al Z33. Se incorpora un pequeño alerón, pequeño spoiler mejor dicho en plano sobre el maletero, que contribuye a mejorar su lucha frente al viento igualmente.
Es cierto que el sistema de infoentretenimiento, tan apreciado en estos días, no resulta demasiado depurado y sofisticado, pero en Nissan nunca se han apreciado este coche como la vanguardia tecnológica, sino como la expresión de la pasión de disfrutar al volante.
El motor es de 3.7 litros, un agradable y cremoso V6 atmosférico, como el anterior, con 328 CV y 363 Nm y lograba irse más arriba en vueltas que el anterior Z33, con cambio manual de seis relaciones o automático de siete relaciones, y la tradicional tracción trasera.
En el interior, se mejoran los materiales y terminaciones, pero el habitáculo sigue siendo esencialmente el mismo, con una sensación de calidad muy superior a la de sus antecesores, pero manteniendo la esencia de coche funcional, sin llegar a verse apenas rastros de lujo. Eso sí, el 370Z, en consonancia con la tendencia en Europa y Norteamérica, tenía un precio inferior a su competencia, como pueden ser Audi TT, BMW Z4, Porsche Cayman o Toyota Supra. La diferencia, obviando calidades y dotación tecnológica, entre el Nissan y estos coches, no estaba desde luego en el rendimiento, pues es un coche en el que, como ha ocurrido siempre, lo importante es disfrutar al volante. Es un coche que te involucra en la conducción, que te atrapa, con su imponente sonido, con su sensación GT/Racing al mismo tiempo, con su casi extinta dirección hidráulica y con su atractivo diseño.
Montarse y pilotar un Z34 es rememorar las sensaciones de las generaciones anteriores, pero mejorándolas, la verdad sea dicha.
La versión Nismo es el punto y final de este modelo, con una apariencia más agresiva y un comportamiento más radical. Además de una sensible diferencia positiva de potencia, llegando a los 355 CV y 373 Nm, y como ya ocurriese en el 350Z, las mejoras de carrocería le hacen más rápido aún. La versión Roadster es la forma de tener exclusividad, de tener un coche con ese toque exótico, distinguido y auténtico, propio de un descapotable. De estas versiones un poco más especiales, es de destacar el uso del Nismo por parte de la policía de Tokio, lo que nos lleva a apreciar y admirar al cuerpo policial de la capital nipona, y cómo patrullar con estilo la larga Togoshi Ginza mientras el olor de las típicas croquetas caseras de esta avenida impregna su habitáculo.