Recientemente hemos visto la llegada de la nueva variante GP del actual Mini Cooper S JCW, y la receta vino a ser la misma que en generaciones pasadas y siguió la estela de sus predecesores: Un coche de calle radicalizado totalmente capaz de asustar en circuito.
Ahora nos remontamos al año 2006, cuando al final de la producción de la primera generación del Mini Cooper moderno, la marca decidió hacerse un homenaje y presentaron el Mini Cooper S John Cooper Works GP, una versión especial del Mini Cooper S y limitada a 2.000 unidades.
Las diferencias entre el S y el GP no eran muchas, pero eran suficientemente claras. Aunque utilizan el mismo bloque 1.6 procedente de Chrysler, el GP veía su potencia incrementada hasta los 218 CV gracias a un intercooler más grande, y ajustes en la centralita y en su compresor volumétrico, porque sí, estos Mini equipaban un motor con compresor.
Y es esta característica lo que lo diferencia del resto de generaciones. El compresor aportaba a ese motor un carácter especial. Ese singular silbido que gritaba más y más al subir de vueltas, que junto al chasis con una puesta a punto específica creaba un cocktail de conducción pura.
Esos 218 CV que salían chillando los ponía en el asfalto con ayuda de un diferencial autoblocante, bastante necesario, que permitía transmitir toda la potencia de manera ágil y sin cesuras al salir de una curva.
En cuanto al manejo, es un coche que se siente vivo pero seguro, neutro y plantado en la carretera, no parece caer nunca en subviraje, pero tampoco es un coche que tenga una trasera juguetona o traicionera, como algún otro hot hatch de la época, sino que busca la efectividad total.
Para reducir el peso, Mini decidió prescindir de los asientos traseros y en su lugar encontramos una barra de torretas para mejorar la rigidez del chasis, y que resultaría en una reducción total de unos 50 kg respecto al Cooper S normal.
“Si quiero uno, ¿Cuánto tengo que pagar?” Esa es una pregunta que me hago día sí y día también. No es solo un coche que se sienta especial, sino que también se ve especial a simple vista.
La realidad es que es difícil dar un precio, ya que solamente se destinaron 83 unidades a España. Si nos vamos por Europa, encontraremos unidades desde los 23.000 euros, un precio elevado si pensamos que es un compacto deportivo de hace 14 años que valía 33.000 euros nuevo (Sin ajustar inflación).
Pero si pensamos en compactos deportivos de más de 200 CV, menos de 1.200 kg, y un compresor volumétrico pegado en el motor, la lista se acota tanto que solo queda él.