Si llevas algún tiempo por aquí, sabrás que nos encantan los descapotables. Creemos que es difícil que un coche pueda ofrecerte una experiencia tan redonda y divertida sin necesidad de velocidad como la que te brinda un cabrio. Un ritual que se ha vuelto tan sencillo como apretar un botón y disfrutar del sol y de la conducción a cielo abierto, sin mayor pretexto que el de saborear la vida.
Sin embargo, los descapotables de cuatro plazas siempre nos han provocado sentimientos encontrados. Sacrifican demasiadas cosas por alojar a dos ocupantes más -que en el mejor de los casos podrán tener la entidad de una persona adulta-, y sus siluetas nunca han gozado del mismo refinamiento que pueda tener un roadster concebido así desde el comienzo. Por otra parte, no podemos negar que es la única opción para compartir una experiencia así con amigos o familia. Pero, ¿qué sucede cuando tomas este concepto y lo trasladas al mundo SUV? Lo primero, que te quedas solo. Lo segundo, que te sale algo como el Volkswagen T-Roc Cabrio que hoy probamos para vosotros.
Antecedentes:
Pocas incursiones hemos conocido en el mercado de un concepto así. Salvo las fugaces apariciones de modelos como el Range Rover Evoque y el Nissan Murano Cabrio (todas un fiasco), nadie se ha atrevido a aunar tantos conceptos en uno, con el perdón del Suzuki X-90.
No obstante, el T-Roc Cabrio nace de una doble necesidad y su lanzamiento está algo mejor pensado. Primero porque, al contrario que aquellos, no surge de la nada, sino que coge el testigo de los descapotables de Volkswagen, descontinuados con la muerte del Beetle Cabrio y sin ver un Golf Cabrio desde la sexta generación. Además, porque se encuentra varios escalones por debajo en precio, partiendo en unos 38.000€ sin descuentos (que sigue siendo un buen dinero).
Características
El T-Roc Cabrio presenta un diseño versátil que combina líneas deportivas con una apariencia robusta propia que, pudiendo convencerte o no, está claro que luce bien. Su capota de lona se abre en solo 9 segundos, y que sea precisamente de este material le da un encanto especial, pese a la pérdida de rigidez, mayor ruido, etc.
En cuanto a tecnología, el T-Roc Cabrio no decepciona y más con su esperado restyling (el anterior ya se veía obsoleto). Equipado con el sistema de infoentretenimiento Volkswagen Car-Net, ofrece conectividad total ya con Android y Apple de serie y todo lo que un usuario pide en 2024. Además, cuenta con asistentes de conducción avanzados que nos facilitan la tarea de movernos y aparcar, ya desde esta versión de acceso. Sumadle a eso llantas en 17", una paleta de colores lo suficientemente amplia y la posibilidad de llegar hasta donde la cartera te alcance; no en vano es el Mini Cabrio de Volkswagen (después del gimnasio).
Vida a bordo
Al ingresar al interior del T-Roc Cabrio, nos encontramos con un espacio acogedor y muy germano, todo muy Volkswagen; si habéis subido en uno en los últimos 5 años, os resultará familiar. Un muy necesario restyling nos ha traído muchos elementos nuevos como el cuadro de instrumento digital, una nueva disposición de los mandos con la inclusión de una pantalla mayor y con mejor interfaz y detalles como el volante o el pomo del cambio de diseño remozado.
Una posición de conducción claramente enfocada al confort y ligeramente sobreelevada y unos asientos correctos en esta versión de acceso completan la propuesta donde, de manera obvia, no luce con toda su intensidad en esta variante de acceso y quizás te anime a echarle otro vistazo al configurador porque para algo es un coche de capricho, ¿no?
El espacio en las plazas traseras da para lo que da: trayectos ocasionales para que tus amigos adultos disfruten del aire fresco y espacio adecuado para niños. Así han sido siempre los descapotables de cuatro plazas reales y este T-Roc no es ninguna excepción. Y sí, con la capota puesta y su marcada caída se amplifica esta impresión de espacio reducido.
Es, en suma, un conjunto bien resuelto, puesto por fin al día y sin estridencias, pero que adolece de los materiales que siempre le hemos criticado al T-Roc. Demasiado plástico duro por todas partes hace que uno no sepa si está ante un coche de un segmento B venido a más o sobre una variante ideada sobre el Golf. Probablemente este aspecto tosco haga que mantenga bien el pasar de los kilómetros y, sobre todo, tratándose de un descapotable, las inclemencias del tiempo, pero desmerece.
Por último, si te planteas viajar con él, un maletero de 284 litros te salvará el fin de semana, pero una apertura extraña y una boca de carga peculiar te exigirá algo más de maniobra con tu equipaje. Pierde mucho respecto al normal, sí, pero es el precio que pagar, una vez más.
Usabilidad
A pesar de tratarse de un descapotable de techo de lona, se nota que el T-Roc Cabrio se ha ideado con el claro propósito de servir como coche de diario y que no te suponga un infierno usarlo. Todo es cómodo, filtrado y suave y está ahí para ayudarte.
Los ruidos no son para nada excesivos aun con el techo de lona y los crujidos propios de un chasis con menor rigidez solo son apreciables circulando fuera del asfalto, donde, seamos sinceros, el T-Roc no se siente especialmente cómodo pese a tener una altura extra que te librará de algún susto.
Así, la dirección es súper ligera y filtrada, el cambio de recorridos largos y suaves y la rumorosidad del tres cilindros está muy bien escondida. Todo te indica y te anima a conducirlo de manera sosegada, disfrutando de lo que te rodea y del camino en sí más que de la mera conducción. Es por eso que no cansa y no te va poniendo la zancadilla, aunque no todo sea tan bonito…
Comportamiento dinámico
Porque con un peso de 1.500 kilogramos, una silueta menos amable a la hora de cortar el viento y un voluntarioso pero escuálido motor 1.0 de 110 CV, el T-Roc puede ser muchas cosas menos una revelación al volante. No se ha concebido como un deportivo ni siquiera lo pretende (aquí no hay versión R como si tuvo el Golf Mk6 Cabrio), pero basta encarar un par de curvas para darse cuenta que la receta es mejorable. Quizás con el 1.5 TSI y el cambio DSG el maridaje sea algo mejor…
Sin perder de vista que estamos ante un SUV Cabrio con un enfoque confortable, las reacciones son lentas y el tacto de los mandos inerte. Lo que agrada en una conducción urbana, se vuelve frustrante en una conducción más espirituosa, donde el T-Roc Cabrio parece dormido hasta las 4000 revoluciones y donde todo te anima a bajar el ritmo, consumos incluidos. Porque sus 8,3 litros de media en una prueba con relativa conducción alegre, se nos antojan tan excesivos como sorprendentes.
Puede que algún comprador encuentre esta oferta de 1.0 TSI y cambio manual razonable, pero nos resulta insuficiente para un coche de este perfil. En todo caso, lo que te llevas a casa es una dinámica noble y fácil, cuya principal baza es, de nuevo, la comodidad.
Conclusiones
El Volkswagen T-Roc es uno de esos coches que no es especialmente brillante en nada objetivo. No ofrece una relación calidad precio soberbia, no es demasiado práctico, está lejos del ideal deportivo de un descapotable y además, incluso en su variante de acceso, se las han apañado para que no consuma poco.
Sin embargo, es único. Es único porque no existe otro descapotable SUV en el mercado que, además, te ofrezca una alternativa de conducción a cielo abierto generalista y con el que poder aventurarte por un camino de tierra sin pedirle a todos los Santos no destrozar tus bajos.., todo ello mientras viajas acompañado.
Sabemos que no es ningún chollo en cuanto a su precio y que su nicho de mercado es, en efecto, muy nicho. Pero hay que valorar que una marca siga apostando por conceptos así en pleno 2024, porque es el último salvavidas para saborear el aire puro con amigos e hijos sin empeñar a estos últimos en la operación.
Ahora te toca decidir a ti qué hacer. Esperamos que nuestras fotos en Lanzarote te ayuden a ver cómo se disfruta un coche así.