Alguien dijo una vez que “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”. Y es una lógica que no tendría mucha discusión si no fuera porque la industria del automóvil parece empeñada en demostrarnos lo contrario. Después de ir derribando muchas convicciones durante los últimos años, ha llegado el turno de los SUV verdaderamente “sporty”, los que están más cerca que nunca de un deportivo al uso.
Sin embargo, es inevitable mostrar un rechazo inicial, natural en el ser humano ante este cambio de paradigma. Acostumbrados a relacionar el peso y la posición del centro de masas de los coches como elementos básicos a la hora de conseguir una buena dinámica, eso de que nos prometan que cualquier mastodonte sobreelevado en el entorno de las dos toneladas puede considerarse deportivo, nos sigue chirriando. La física es la física, aquí y en Singapur.
Pues en estas lides, Porsche ha enseñado la patita de lo que puede ser la versión más radical y efectiva del Cayenne. Basada en el Cayenne Turbo Coupé de la actual generación, promete un grado más de esencia deportiva con respecto al modelo del que deriva. Un poco de brujería en la gestión del Porsche Dynamic Chassis Control (PDCC), unas llantas delanteras media pulgada más anchas y mayor caída negativa para conseguir “espatarrarlo” y mejorar la huella del neumático.
En el apartado mecánico sigue montando el V8 biturbo de 4 litros (sin cifras exactas, pero seguro +600 CV), una receta muy similar a sus “competidores” de casa, Audi RSQ8 y Lamborghini Urus. ¿Casualidad? No lo creemos.
Pero por si estos argumentos no sonaran convincentes del todo, el prototipo de esta nueva bestia monta un sistema de escape de titanio dispuesto a acompañarte en cualquier pisotón (y seguro que amigable con tus vecinos) y además cuenta con el beneplácito del mismísimo Walter Röhrl, que ya ha tenido la ocasión de exprimirlo en Hockenheim.
Poco más sabemos de esta nueva versión del Cayenne, una suerte de puente entre el GTS y el Turbo para bolsillos holgados con ánimos de superar a BMW X6 M, Mercedes GLE 63 S y compañía.
Habrá que esperar para conocer a este nuevo peso pesado dentro de Porsche, ya sin el camuflaje propio de un prototipo. En palabras de Röhrl:
“El coche es increíblemente estable, incluso en curvas rápidas, y su comportamiento es muy preciso en las trazadas. Más que nunca, tienes la sensación de estar sentado en un deportivo compacto en lugar de en un SUV de gran tamaño”.
Y a ti, ¿te convence?