En Sexta Marcha gustamos de presentar coches de todo tipo, pero hay una categoría que nos agrada especialmente, y que no es otra que la de coches curiosos, extravagantes, especiales, extraordinarios; en definitiva, unicornios de los que pocos vemos por nuestras calles, y de los que poca información se tiene. Uno que encaja en esta curiosa categoría de coches curiosos es el Subaru SVX.
Hablamos de un gran turismo, un GT de la época, esos exitosos años 90, que combinaba a la perfección un diseño diferencial, un considerable desempeño y una nada desdeñable comodidad. El Subaru SVX se comenzó a fabricar en 1991, tras haber sido presentado en el Salón de Tokio, en 1989 como ‘concept car’, y cuyas semejanzas son más que notables. Vamos a comenzar por su diseño, que es lo más impactante, aunque ya os adelantamos que las especificaciones mecánicos tampoco dejarán indiferente a nadie, porque como decíamos, venía pero que muy bien dotado.
Diseño Disruptivo
En un primer golpe de vista, apreciamos una sugerente línea lateral, con un largo capó, así como una generosa puerta coupé, rematada por una también extensa parte trasera, pero también con una distancia entre ejes que hace que no se vea un coche que cae en excesos de cotas, sino que está bien proporcionado. Lo más curioso en este primer golpe de vista es que no tiene, al menos no en la forma usual, pilares A, B y C. Con el diseño de Giugiario y el trabajo de ingeniería de la firma nipona, se optó por suprimir estas habituales partes del coche por una solución ‘window to window’, que no por poco frecuente deja de ser menos atractiva por un lado, y menos efectiva, por otro. De hecho, se realizó tal ajuste y se tomó tal decisión con intención de mantener un elevado coeficiente aerodinámico. De tal modo que tenemos un coche cuyo habitáculo, en todas sus paredes está acristalado, salvo una pequeña parte de chapa, en el techo, y que daba consistencia al conjunto, pero que solía venir con un techo solar, para más inri. Algunas de las críticas a esta solución se basaban en que podía dar la impresión de ser un habitáculo “pecera” o “púlpito”, pero lo cierto es que resulta muy original.
Así pues, y siendo este el elemento más característico de su estética, también la parte trasera resulta realmente digna de mención. Presenta un faro alargado, estrecho, rectangular, con luces en toda su superficie, y que acaba en el lateral, justo a la altura del eje trasero, en lo que es otro de sus rasgos genuinos. La denominación del modelo en la zona central, un paragolpes respingón y unas salidas de escape dobles a cada lado, culminan una trasera, como decimos, muy auténtica, y cuyo último detalle destacable es el paso de rueda algo cuadrangular, respecto de un paso delantero más convencional, con una forma más redondeada. Además, en la mayoría de las pocas unidades que se produjeron, el portón superior del maletero solía venir pintado en negro, para realzar a nivel visual el efecto del techo, y que quedase más estilizado en conjunto.
La delantera no llega a ser tan transgresora, pero mantiene la idea de la trasera, con faros rectangulares, muy largos, aunque esta vez roto por una moldura central junto con una rejilla de aireación del motor. Es una zona la delantera muy limpia, sin apenas impurezas que rompan una carrocería muy pulida, con pocas nervaduras, con apenas resaltos, con una línea elegante. Pero tampoco es un coche sobrio, sino que presenta cierto salero a nuestro gusto. A todos los pequeños y grandes detalles ya comentados, podemos adicionar el ensanchamiento en la aleta trasera, sobre ese paso de rueda cuadrangular, y esa línea ascendente desde el retrovisor hasta el maletero, que dan cierta sensación de deportividad, a lo que ayuda el maletero en color negro, para crear el efecto de que el coche, en su parte superior, en todo su conjunto, es casi como si estuviese descapotado.
No sabemos si esa fue la intención de Subaru, pero al menos, es lo que nos sugiere. Es de destacar también cómo las salidas de escape, auténticas, nada de escapes falsos, esa moda tan extendida hoy día, por desgracia, que se encuentran bajo el paragolpes, en una posición más avanzada respecto de la línea límite del mismo, como escondidas, parapetadas bajo el “paraguas” de la superficie que crea este.
En cuanto al interior, es quizás su aspecto menos destacable, sobre todo en cuanto a posición de mandos y disposición de elementos, en la línea de lo que se montaba en la época, y más en este tipo de coches. La palabra es ‘sobrio’, con mucho negro, pocos elementos que destaquen, aunque gusta mucho sus rejillas en orientación vertical, un volante voluminoso, y unos asientos que lo cierto es que distaban mucho de ser envolventes.
Motorización común, que no corriente
El motor es una delicia, sobre todo si le contamos a los amantes de los motores bóxer de qué se trata. Un 3.3 litros, de 6 cilindros, de 230 CV, con tracción integral de distribución de par variable en 60-40, asociado a un cambio automático de 4 velocidades. Es cierto que el hecho de que fuese automático redujo sus ventas para amantes del motor, en una época en la que no se estilaba tanto, aunque el fundamento fue la de destinar el SVX al mercado estadounidense como principal foco de ventas fuera de Japón. Y aprovechando esta referencia al motor, creemos que es el momento de hablar de sus serios y potentes competidores.
La competencia viene de casa
El elenco es de altura, y hablamos de los Honda NSX, Nissan 300 ZX, Mitsubishi 3000GT y Toyota Supra. Desde luego, entre sus amigos japoneses, no se lo pusieron nada fácil. El principesco y escamoteable Honda NSX NA1 de Piningarina, destacaba por su corte claramente deportivo, con un motor atmosférico de 3.0 litros V6 biturbo que ofrecía 270 CV en modelos de base. El imperturbable y presumido Nissan 300 ZX Z32 de Yamashita, quien es el verdadero protagonista de este segmento por ser el más carismático y también el más y mejor distribuido, y que montaba un V6 de 3.0 litros también atmosférico en este caso, con 225 a 320 CV. El musculoso y orgulloso Mitsubishi 3000GT Z15 y Z16 de Suzuki, que no deja de ser una máquina codiciadísima hoy día, y eso a pesar de malentendido tuning de que ha sido objeto, y que se movía con un motor de 3.0 litros V6 atmosférico o biturbo en los más potentes, cambio automático de cinco relaciones, tracción a las cuatro ruedas con reparto 45-55, y que desarrollaba 225 CV en versión atmosférica y 280 CV en biturbo. El espléndido y afamado Toyota Supra A80 de Tsuzuki, una de las joyas de la corona de Toyota en su historia, que contaba bajo el capó con un motoro de 3.0 litros, V6 cilindros en línea, con potencias desde los 223 a los 300 CV según si era atmosférico o biturbo. Como vemos, todos siguen el mismo patrón, hasta el punto de que todos, sin excepción, se ciñen a los 3.0 litros, todos optan por el V6 y todos presentan una potencia similar, en versiones comparables entre sí.
El papel de Subaru en esta guerra de egos en el segmento GT entre los fabricantes japoneses es menos destacado que el del resto, principalmente por la baja producción del SVX, pero no tiene nada que envidiar ni es prestaciones, ni en acabado, ni en calidades. De hecho, el SVX podría considerarse incluso el más premium en cuanto a equipamiento de base, si bien es cierto que por dotación tecnológica el 3000GT es la referencia, contando con suspensión adaptativa, cuatro ruedas directrices, aerodinámica activa y un sistema de escape controlado electrónicamente. A nivel mecánico, quizás el 300 ZX era el más destacado, pues su rendimiento era superlativo, con coeficientes aerodinámicos realmente imbatibles, aunque entre el Supra y el 300 ZX no había grandes diferencias. En cuanto a consideración, el Honda NSX quizás fue el que más sobresalió, pues durante el año de su aparición, allá por 1990, recibió numerosas distinciones y premios como ‘Coche del Año’ para varios medios, entre ellos Motor Trend; en parte porque para sus ajustes mecánicos se contó con la colaboración de Ayrton Senna.
Fuera de Japón, y aunque ya es más osado, estos coches fueron concebidos como versión mundana de un segmento que aún hoy día sigue en franco desarrollo; estos modelos venían a discutir algunas de las ventas de los Porsche 911, Chevrolet Corvette o Audi Quattro, entre otros muchos reputados modelos.
Subaru SVX, impresión final
Así, después de todo, el SVX no era el mejor en nada, pero quizás el más regular en todo, y poseía un toque que ninguno de los anteriores tiene: elegancia. Es el modelo quizás menos deportivo a la vista, eso es innegable, pero sobre una misma base de concepción GT, y con tintes de deportividad muy acusados asimismo.
Si lo que buscas es un GT ‘japo’ de la época, con magníficas prestaciones, con capacidad para viajar largo y cómodo, con diseño rompedor y extraordinario de corte elegante y lenguaje deportivo, y realmente poco habitual, puede ser una buena opción. El problema se encontraría a la hora de dar con una unidad, ya que, apenas 25.000 unidades para todo el planeta fueron fabricadas.