No es ningún secreto que los años 80 y 90 fueron las eras doradas de los campeonatos de turismos. El DTM en Alemania estaba en su punto más álgido, al igual que el BTCC en Gran Bretaña.
En Francia, aunque menos conocido mundialmente, estaba el Campeonato Superproduction Francés, que permitía a los fabricantes enseñar al mundo de lo que eran capaces, mostrando sus últimas tecnologías en cuanto a rendimiento. Esto le gustó a Citroën, y en 1987 se subió al carro con una elección de modelo algo peculiar, el Citroën AX, un pequeño compacto presentado en el año anterior.
¿Por qué era peculiar la elección? Porque Citroën pretendía competir contra los Audi 200 Quattro, el Peugeot 505 o Porsche 911 Turbo con un coche que prácticamente era la mitad en cuanto a dimensiones.
Pero no en cuanto a prestaciones. Los dos primeros AX fabricados en el primer año, 1987, un año dedicado a pruebas y desarrollo, equipaban un motor de poco menos de 1.4 litros de cilindrada que producía 330 y 380 CV respectivamente, que conducirían el piloto de Fórmula 1 Jean-Pierre Jarier y el piloto de rally Carole Vergnaud.
Sin embargo, la unidad de la que hablamos hoy es la del campeonato de 1988, producida específicamente para Jean-Pierre Jarier, que a partir de un motor de 1.600 centímetro cúbicos, 16 válvulas y turboalimentado, producía 480 CV. Todo estaba mejorado, incluyendo la fiabilidad con técnicas derivadas de Fórmula 1, además de modificaciones en la suspensión y el manejo que facilitaban el Grip a pesar de la corta distancia entre ejes.
En 1996 fue comprado por su actual dueño con la idea de restaurarlo a como estaba de origen, y 10 años más tarde sería posible con la ayuda de Force Motorsport, que pudo salvar y mantener la configuración original, con inyección electrónica y un sistema de inyección de agua para mantener el motor en temperaturas óptimas.
24 años más tarde, sale a subasta el 13 de Diciembre en Aguttes Auction House en París, con una estimación de entre 80.000 y 120.000 euros.