Hace apenas unas semanas el icono español de la Formula 1, Carlos Sainz JR recibió como “coche de empresa” un Ferrari 812 Superfast, un auténtico misil de la firma de Maranello. Cuesta imaginar lo mal que debe pasarse con este coche como “coche para todo”, con un V12 atmosférico absolutamente delicioso, y unas calidades de acabado que rozan la perfección.
Pues bien, si este 812 Superfast es una auténtica obra de arte, imaginemos que llevamos ese coche un paso más allá a nivel de prestaciones. Ese paso más allá se concreta en el 812 Competizione. Y la siguiente fase de este 812 Competizione, en el aspecto estético, sería una versión descapotable, targa, que ha sido encarnada por Ferrari en el 812 Competizione A. Son, por tanto, dos los aspectos generales que van a diferenciar al Superfast del Competizione, y que se agrupan en: por un lado, mejoras de rendimiento, disgregadas en innovaciones aerodinámicas y en modificaciones mecánicas, y por otro, en ediciones estéticas, derivadas en realidad del plano aerodinámico.
La potencia y genialidad del V12
Pocos de nuestros ávidos y formados lectores serán los que desconozcan el V12 de Ferrari que equipaba el Superfast. Un motor galardonado, de merecido prestigio, donde uno no sabe si poner el acento en su incontestable potencia y rendimiento o en el enamoradizo y genuino sonido. En esencia, el motor viene a ser el mismo que el del Superfast, esto es, un monstruoso 6.5 litros de 830 CV, atmosférico, con 9500 rpm de máximo (500 más que el mismo motor montado en el Superfast), y una entrega de par aún mayor llegando a los 692 Nm. La casa de Maranello ha introducido profundas innovaciones en este motor para mejorar su desempeño como se apuntaba. Entre ellas, podemos citar un nuevo diseño de distribución y cigüeñal mediante pistones y bielas. Precisamente en estas bielas es donde más se puede apreciar el cambio, y de hecho la propia marca incide con especial atención en este aspecto, declarando que el ser fabricadas en titanio ha hecho que sean un 40% más livianas que las de acero que se montaban en el Superfast, y que en conjunción con los pistones recubiertos por carbono tipo diamante, dan como resultado un cigüeñal un 3% más ligero.
Otro aspecto destacable es el nuevo escape (uno de los causantes del sonido del precioso Ferrari 812) que no sólo genera y es causante del precioso sonido, sino que también es capaz de meter al 812 dentro de la estricta regulación sobre emisiones. La salida del escape es un único tubo central, no separado en dos como en la versión Superfast. A la vista, los escapes son tremendamente atractivos. La caja de cambios de siete relaciones ha reducido el tiempo de cambio en un 5% más respecto a su hermano Superfast.
Más allá de todos estos porcentajes, datos y mejoras sobre el papel, lo cierto es que este motor promete emociones fuertes, tan fuertes como sea tu bolsillo, por supuesto. Conducir un V12 de Ferrari es un sueño hecho realidad, un trabajo de ingeniería mecánica llevado al extremo en calidades por el Centro Stile Ferrari. En Ferrari se mima cada detalle, bien es sabido, y en este caso no han hecho una excepción, sino más bien al revés, han vuelto a demostrar el buen hacer, el genial hacer, de la casa.
El deslizamiento frente al viento
El 812 Competizione es de esos coches que mima al aire, que deja que fluya por su superficie sin apenas romperlo, aliándose con él. El 812 monta un motor algo más potente, lo que ha provocado una notable diferencia estética, necesaria por otro lado, pues se precisa de mejores sistemas de refrigeración. Así, en el frontal, en lugar de la solución de colocar dos tomas a cada lado de la rejilla central como hacía el Superfast, en el Competizione se ha optado por una sola entrada de aire, de mayor tamaño, aunque se intente mantener la fisionomía del paragolpes con dos aberturas a los lados de la rejilla central, un poco también por busca la homogeneidad y similitud de formas con el Superfast.
Las salidas laterales ubicadas tras las ruedas delanteras, justo antes de la puerta, y aprovechando la línea de estilo que baja desde la caída del techo, son también un elemento diferencial respecto del 812 Superfast, y además tiene una función práctica, no sólo estética. Refrigera el motor con más solvencia y también define y posiciona al Competizione como algo más radical, un paso más allá. Además, estas rejillas permiten la salida del aire, creando un pequeño túnel que mejora la resistencia al viento, que en el fondo es de lo que se trataba en este apartado. En esta línea, un detalle curioso y llamativo es del sistema aerodinámico móvil pasivo ‒en palabras de Ferrari‒ que se abre cuando el coche se mueve por encima de los 250 km/h, deteniendo el difusor y permitiendo al vehículo adoptar su postura más aerodinámica y alcanzar la máxima velocidad.
También en la trasera hay diferencias visuales y “aero” al mismo tiempo. Se encarnan en diferencias en el ya comentado escape, el difusor, el alerón y la luna y, como aspecto más importante, en el paragolpes en general. La luneta trasera de aluminio presenta el nada desdeñable dato de ser la primera cerrada en un automóvil de producción de la marca, lo que obviamente, la hace más rígida, y ha permitido a los ingenieros “desviar” el aire hacia el exterior con la solución de tres pares de elementos perfilados que sobresalen y expulsan el aire. Se ha dotado al Competizione de tres ranuras en el parachoques justo tras la rueda, del mismo modo que en la rueda delantera había dos tomas. Esto lo hace más agresivo y vistoso y también es una solución para crear otro túnel, pues el aire entra por esas ranuras, desviándolo hacia arriba.
Lleno de detalles estéticos
Es un coche en el que perderse, al que rendirse sin reservas. Bastaría un primer y único vistazo para quedar irremediablemente enamorado, y quedarse con su imagen para toda la vida. Por suerte, gozaremos de la posibilidad de ver estas fotografías y leer estas líneas siempre que sintamos la necesidad de revivirlo. El problema sería “solamente”, pues, su adquisición. Trasera, delantera, lateral e interior, todo es atractivo, proporcionado y escultural. Una cabina muy retrasada, un interminable capó delantero, con una distancia entre ejes generosa, una figura estilizada y en cuña, unos poderosos músculos y un perfil atlético y elegante son los elementos que describen en pocas palabras los rasgos estéticos del Ferrari 812, en particular este 812 Competizione y Competizione A.
La trasera es verdaderamente apuesta, con unas ópticas conseguidas, vanguardistas, con la consabida partición en una especie de doble ojo de Ferrari, y abrazadas por un pequeño alerón integrado, que también cobija a un cavallino plateado, el cual, a nuestro juicio, podría tener un mayor tamaño, por sacar algún defecto a esta maravillosa zona trasera. En los flancos aparecen dos aperturas en forma de tomas de aire que contribuyen a crear un aspecto recogido, agresivo y de competición. Los monstruosos faldones y spoilers traseros, a ras de suelo, redondean el conjunto. Sin embargo, de la trasera, lo más destacado es la luneta, de la que algo hemos hablado. Se trata de un elemento que no es sólo un reclamo o detalle estético, sino que tiene palpables beneficios aerodinámicos ‒nos referimos al Competizione a secas‒. Esta luneta con esas ranuras, y la posible línea horizontal que pudiera llegar a recorrerla genera una percepción de caparazón, compacto, sin fisuras.
La vista lateral es igualmente tremenda. Un enorme paso de rueda trasera inicia una línea descendente que va a morir justo en la inserción de la toma de aire lateral con la rueda delantera, también bajo un poderoso paso de rueda. Es realmente la vista donde más se aprecia el músculo. Pero no es un músculo en el sentido más brutal de la palabra, puesto que incluso con estos detalles de competición y estas formas angulosas y “de gimnasio”, el Competizione es muy elegante, muy fino. Las llantas, de fibra de carbono, en un tamaño de 20 pulgadas, con gomas 275 delante y 315 detrás están a la altura del conjunto, naturalmente.
Por su parte, la delantera es la agresividad y deportividad materializada. Ojos rasgados, un capó interminable, limpio y con esa posible línea que comentábamos. Poco más se podría añadir para mejorar un frontal de ensueño, que resulta precioso por su extrema sencillez. Y ahí es donde reside la belleza, en la sencillez y elegancia de líneas, que combinado con una generosa parrilla y unos espejos retrovisores muy recogidos, postulan esta como la parte más exquisita y esplendorosa del 812. Sencillamente espectacular.
Para terminar, el interior es, y aunque suene osado y atrevido, incluso más seductor que el exterior. Ver todos esos detalles amarillos nos hacen ser conscientes de la máquina a cuyos mandos estamos. El volante, inspirado, como es habitual, en la Fórmula 1, con esa parte inferior achatada anticipa un cuadro de instrumentos para el conductor sublime, con buena presentación y dotación tecnológica. En la consola central, se nos revelan formas redondeadas, con un salpicadero limpio y sencillo, tan sólo roto por la línea horizontal, amarilla en este caso, también presente en la zona donde en cualquier coche convencional iría la guantera. El copiloto goza de una pantalla donde ir visualizando datos de rendimiento, ofreciendo la posibilidad de interactuar y participar de la conducción. Ni que decir tiene que la calidad de ensamblajes y de materiales es de la más alta. Valga para ello echar un vistazo a los tiradores de las puertas, las salidas de aire o los pedales. Todo absolutamente está mimado al detalle.
Conclusiones: Difícil sacarle fallos
Decir que el 812, en versión Superfast o Competizione, es un coche pasional o aspiracional, es realmente quedarse muy corto, es incluso desacertado. Es mucho más. Aunque podamos considerar que la firma de Maranello ha comercializado vehículos bellos a lo largo de toda su historia, poniéndonos ahora en la piel de un fanático seguidor de coches y desde un punto de vista totalmente subjetivo, calificar al 812 como uno de los más distinguidos y especiales en diseño, no es ser demasiado temerario e imprudente.
O quizás sí, dado que hablamos del cavallino, pero cómo no enamorarse de las formas de este vehículo. Es difícil no perderse en sus líneas angulosas y ‘regordetas’. Es imposible no perderse en esa trasera de infarto. Es complicado no apreciar esa mirada penetrante de su delantera. No es sencillo buscarle (y encontrarle) el fallo, quizás porque no lo tenga, o quizás porque no queramos verlo. La capacidad de Ferrari de producir automóviles exuberantemente bonitos es directamente proporcional al deseo que generan en los aficionados, siendo una de las marcas que más pasiones levanta. A ello contribuye una imagen de exclusiva y adorada, que se ha ganado el respeto y la admiración entre otros lugar, en las pistas y grandes premios de Fórmula 1, desde los anales de la historia de la misma.
Con este diseño, con este nuevo vehículo para la flota, no hacen sino agrandar su leyenda. A ello contribuye que tanto del Competizione como del Competizione A se fabricarán tan sólo 599 unidades. Este coche de culto no puede merecer más esta calificación, y se vienen a la mente pocos vehículos tan elegantes y de competición en una sola pieza.