Prácticamente todos a los que nos gustan los coches, tenemos varios coches que pertenecen a nuestro garaje de ensueño, cada uno de ellos, con una etiqueta que los diferencia: Una de ellas son coches realistas mientras que en la otra etiqueta están los coches de los sueños, que a priori, son imposibles de conseguir (Aunque nunca hay que dejar de luchar por ellos).

En esta ocasión, hablamos de John, un amante empedernido de los coches desde que era un niño, y que ya a muy temprana edad empezaba a tantear la idea de competir en Rallies locales. Su primer coche propio, después de coger prestado el coche de su madre durante un tiempo después de sacar el carnet, fue un Triumph TR2, un ligero y atractivo deportivo inglés de época, descapotable y biplaza, vendido entre 1953 y 1955, que producía unos 90 CV.

John conduciendo su Ferrari F40

Después de competir en rallies y carreras durante toda su vida con diferentes coches, con mención especial a un precioso BMW CSL 3.0, llegaría el año 2009, cuando en plena crisis económica, John perdería una parte del capital que tenía invertido en el mercado de valores. Uno de esos días, su hijo le dijo lo siguiente:

¿Por qué no sacas el dinero invertido en acciones que solo dan perdidas y lo gastas en un coche clásico que puedas ver y conducir?

De primeras, no parece que sea una de las ideas más inteligentes de hacer en plena crisis, pero el corazón pudo en esta ocasión, y comenzaron a buscar nada más y nada menos que un Ferrari F40, aunque también consideraron un Ferrari F50, el cual puede no llegar a ser tan enigmático ni tener unas líneas tan icónicas como el Ferrari F40, pero es todavía más exclusivo y más raro.

Ferrari F40 a la izquierda, y a su derecha un Ferrari F50

Después de ver unidades en perfecto estado de conservación, unidades sin apenas kilómetros o demasiado caros, John tomó una decisión: Quería conducir su Ferrari F40. Así que terminaría comprando una unidad con kilómetros encima para poder disfrutarla y no sentirse culpable por ello.

Además, dispone también de un Ferrari Scuderia Spider 16M, la versión más picante del Ferrari F430 Spider, que lo utiliza más a diario, pese a eso, no duda en coger el Ferrari F40 cuando le apetece, puesto que su filosofía, que no todo el mundo que es dueño de coches de ese calibre comparte, es muy clara: Los coches están hechos para conducirse, no para estar parado en un garaje.

Para terminar, y como dice en el título del video (que compartimos a continuación) de The Supercar Driver, gracias a los cuales podemos traer esta historia.

SÉ COMO JOHN. (Si puedes).



Publicado el 
26/10/2020
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Historias